"Plegaria"
Señor yo también, te busco de noche
Señor yo también, te busco de noche
tras la enramada oscura de las horas,
cuando el canto del grillo es lúgubre
y el búho arcano vocifera
y los ojos ajenos de estupor se embriagan.
yo,
yo te busco.
!Señor
es que en la estupidez vana
me curte la ponzoña de sus ojos!
¡Yo le ame!
Como Eva amo el prohibido manzano
como Adán precipitado
en el abismo virgen de su amada
perdiendo la escama sagrada
de su pupíla y de su alma,
le amé con la codicia embrutecida
que arde en la llama de mi hoguera;
fui ingenuo, fui casi tonto
he sido encadenado al amarla.
Su amor para mi fue
como una brasa en mi mano,
como una espina en mi pie,
como vicio de pecado;
entro de golpe;
fue cicuta,
fue almíbar , fue palabra,
fue verbo.
!Señor!
No sé, si en aquella hora tardía
fue génesis y el mundo para nosotros amanecía
florecieron salvajes los lirios
se amalgamaron las rosas,
se detuvieron los ríos,
no se si algo en nosotros moría.
Pero si sé
que es la hora del sueño,
yo te busco bajo esta luz celeste
bajo el puñado de estrellas;
yo soy Señor, el que alza la voz
con la marca de Caín el pecador en mi frente
en mi súbita cobardía
he huido bajo la sombra de la noche
al ruedo de tu manto;
como el asesino de Urías
soy ladrón, he matado,
he gritado donde esta el traidor,
he mentido, he fornicado, he traicionado;
yo también soy Pilatos,
he lavado mis manos,
he herido al crucificado.
Perdoname por haberla amado.
Si he de renacer de nuevo
si penitencia sacrílega
ha de enfrentarse mi alma
en el afán de olvidarla,
si en el cristal de los ríos he de ahogar
la profana lascivia;
dime: donde se encuentra
el precio que la culpa franquea.
¡perdoname!
Tú que eres Rabí y yo pecador me llamo,
¡aqui estoy, que así sea!
Como Eva amo el prohibido manzano
como Adán precipitado
en el abismo virgen de su amada
perdiendo la escama sagrada
de su pupíla y de su alma,
le amé con la codicia embrutecida
que arde en la llama de mi hoguera;
fui ingenuo, fui casi tonto
he sido encadenado al amarla.
Su amor para mi fue
como una brasa en mi mano,
como una espina en mi pie,
como vicio de pecado;
entro de golpe;
fue cicuta,
fue almíbar , fue palabra,
fue verbo.
!Señor!
No sé, si en aquella hora tardía
fue génesis y el mundo para nosotros amanecía
florecieron salvajes los lirios
se amalgamaron las rosas,
se detuvieron los ríos,
no se si algo en nosotros moría.
Pero si sé
que es la hora del sueño,
yo te busco bajo esta luz celeste
bajo el puñado de estrellas;
yo soy Señor, el que alza la voz
con la marca de Caín el pecador en mi frente
en mi súbita cobardía
he huido bajo la sombra de la noche
al ruedo de tu manto;
como el asesino de Urías
soy ladrón, he matado,
he gritado donde esta el traidor,
he mentido, he fornicado, he traicionado;
yo también soy Pilatos,
he lavado mis manos,
he herido al crucificado.
Perdoname por haberla amado.
Si he de renacer de nuevo
si penitencia sacrílega
ha de enfrentarse mi alma
en el afán de olvidarla,
si en el cristal de los ríos he de ahogar
la profana lascivia;
dime: donde se encuentra
el precio que la culpa franquea.
¡perdoname!
Tú que eres Rabí y yo pecador me llamo,
¡aqui estoy, que así sea!
Señor...yo aun la amo.