MIENTRAS CRECES
Esta ciudad extinta de ti
corroe y me adelgaza la voz.
voy como un bejuco convulso
trepando donde de sonido y color
me llega tu palabra;
sequedad de distancia.
Aun me zosobra al oido
esa risa mezclada de llanto
ala de hemisferio en la ausencia;
olor de perfume,
acorde en reminiscencia.
Estos días, aristas de tiempo
postergan la estadía,
acomodandose pretéritos, como una vieja sinfonia.
En la mole de mis años,
arrugados matices se van formando
cartapacio de viejos despojos.
Y en mi, tu estas,
en la palabra que nace de mi boca,
en la mano que sobre mi pecho
reposa y no te toca,
en el sueño que bostezo de melancolía.
Hermética, te aguarda el alma mía.
Eres esa talla de mármol
que el escultor divino moldéa
rasgando sin compasion la niñez
y me salta un suspiro del alma
un manojo de letras, cuyo ramo,
lleva un beso de amor,
un tímido esbozo de lucidez
al columpiarme en el verso,
para escribirte una vez:
¡te amo!
Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez©
2018