RÉQUIEM
la ciudad esta vacía
murmura la noche que dejaron los cuerpos
sus andanzas de repente.
las calles como lúgubres pasillos
bostezan perezosas un gruñido de silencio.
la muerte se asoma a puntillas
con el disfraz molecular del viento que respira.
tras la empinada mole de los rascacielos
horizonte de perla, prófugo olvida su brillo.
perdiendo sin rastro tras la noche y su velo.
El viento mueve su fantasmal mano
abismo de huracán herido.
En los sicomoros desnudos
las ultimas hojas corren perdidas.
ha terminado la pena, el orgullo,
la desazón del reproche,
pájaros agoreros cantan
para perderse entre las sombras de la noche.
Nada somos, ante el invisible enemigo
pupilas perdidas que fueron las ventanas de alegría.
¡Oh bocas silenciosas!
miradas perdidas
con el misterio elocuente de la incertidumbre
somos eso,
suspiros fantasmas, ciudades destinas al olvido
funebre luz que se desvanece.
Se ve venir la muerte
empuñando silencios rotos
sobre su huesuda mano.
nadie supo la hora
que existió en efímera concordancia.
nadie habla de aquel pecho
lleno de amor engarzado
con el verde laurel y su aurea vencedora.
fervientes utopias que mueren en fugaces panaceas
si vienes oh muerte a mi alma pecadora
yo te grito amante genocida:
Yo amé, y tuve por mentor la vida
odie santamente, como tantas veces bese,
Yo amé, y tuve por mentor la vida
odie santamente, como tantas veces bese,
huérfano hoy de todo.
Vacuo voy ante esta odisea;
Vacuo voy ante esta odisea;
antes que mi voz sea vencida,
silencio... si vienes a mi,
¡bienvenida seas!
silencio... si vienes a mi,
¡bienvenida seas!
Autor: Hilario Esteban Lopez©