Con
sus hojas   dormidas 
Se
acomoda la voz acaso tardía, 
Allí,
el tiritante efluvio 
La
danza incontrolable del silencio;
Única
égloga en el laberinto 
De
las horas perezosas.
El
recuerdo húmedo alborotado 
Cayendo
 desde mi pensamiento
Besando,
como besara la lluvia 
los
asientos mudos.
¡Allí!,
 por esa vereda taciturna 
Camine
un día ,
Con
un costal en hombros 
Lleno
 recuerdos aletargados 
Casi
yerto, acurrucado.
Con
el alma vencida 
con
escozor en mi  mi alma 
Arrebato
de cólera, 
Súbitas
melancolías
Y
tu mirada que no llego.
Equinoccio
perdido en medio de la nada
La
sensación acomedida de tus manos
Y
el hambre de tus besos. 
Hoy
que no eres; 
yo
seré;
El
que escriba con mi dedo tu nombre
En
el agua estancada, 
Donde
se diluye la sustancia  de tu amor; 
_Casi
huele a ti_
A
tu voz,  mojada 
Despertando
 mis sentidos 
A
tu piel ajena 
Que
no es mia.
Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez.
(July 11, 2015, 8:42 am.)

 
