Como una ave desconsolada pasas
y murmullo la sombra de mi debil alma;
Como un acto de rebeldía, te tatué en mi hombro ,
te bautice con el nardo de mi pasión
te metiste dentro de mi.
Y en esta tarde de sueño
desde el álamo de mi cuello,
baja el agridulce recuerdo
cansado de sobrevir en las cimas de la soledad.
Como una araña asustada
que baja apresuradamente a mi pecho
buscándome el corazón
te quedas,
dejando la telaraña de tu amor,
que no logro liberar cuando despierto
desde el extasís de mis desvelos.
Autor: Hilario Esteban López ©
El recuerdo tatuado en el corazón es el latido más vivo... Siempre es un lujo leerte, amigo Hilario.
ResponderBorrarUn abrazo con cariño.
gracias usted por comentar, es linda la poesía.
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