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domingo, 27 de noviembre de 2016

"Mi Madre"



Su infancia a saber desleída 
maltrecha , inculta, poco convulsiva
raida su juventud, apenas;
de niñez inmerecida
sin queja absuelta,
mi madre, la de entonces, desleal a la algarabía
a grito maniatado, a rencor asesinado.

Sabe su voz humilde desprevenida,
un nido de penas, abandonado
en su decadente edad de plata;
no es eterno  el beso de sus labios
hace tiempo no lo he sentido 
como una campana herida 
suena el recuerdo
agridulce, recondito, lleno de aspereza
porque he huido, cobarde
perseguido por la pobreza.

Con su mirada triste, voz cansada
el implacable lacero del tiempo
arrugando su piel de trigo,
casi siento dibujarla en esta humilde coma que escribo
con su paso lento, el peso de los años;
tan leal al que fue su amado,
tan firme su amor por nosotros sus hijos.

Y me enerva melancolica la  palabra
me espanta y duele el súbito momento
que un dia partiré sin previo aviso
cerrando la puerta de la vida
que ni la mas temeraria queja habra,
como mi padre lo hizo.

He aqui mi voz escrita
ramo de flor despenicada en letra,
una caricia desde mi corazón 
a través de mis locas falanges,
un beso sacudido del árbol de la poesía
su amor a mi alma siempre será
un ensueño de paisaje,
hoy su hijo ausente  se suscribe;
madre mía, la única fan que aplaudiría
por este verso que hoy
se escribe.

Autor : Hilario de Jesus Esteban Lopez.©
2016

"A tus brazos"




Como un quijote conquiste fantasmas
en la farsa continua de la vida.
ate nudos desleales'
cabe pozos a la orilla de ríos cloacales.

El amor como una llama fue  tormento
en la frente orgullosa de mi lozanía.

Mas no sabia que la vida es sombra ,
polvo en la hora bravía,
mientras extingue mi tea, el viento
me aferro a la vida,
indiferente.

esperando verle venir
en cualquier momento.

Le seguí la huella
en el grito de la mañana ,
en la oscuridad arcana
como  un amante en la esquina 
busque su rastro un tanto precavido 
y solo encontre la voz atrapada, el silencio
donde había hecho nido.

Sin embargo,
enamorada vendrá  hacia mi
como un gorrión sin huesos,
con sus labios cómodos
que gritan hambrientos.

Le odio, le grito, le maldigo
con un capricho en mis huesos.

No respondere a tu llamado
llegaras a buscarme
sin tregua fija,
cuando menos te nombre,
cuando surca cano mi pelo
o cuando la noche me cubra con su velo.

¡A tus brazos oh muerte!
¡Sin un suspiro, sin un loco frenesí
besaras mis labios lúgubres
con la unica alegría
de ver mi cuerpo inerte!

Autor: Hilario de Jesus esteban Lopez©
2016