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domingo, 7 de agosto de 2016

"ERICKA"

ERICKA



Antes que lo supiera,
mi alma me puso
entre los carros de Aminadab.
(Cantar de los cantares de Salomón 6:12)



Después de ti viene la figura de tu cuerpo
donde voy marcando el paso.

Por que hay palabra en tu silencio
y me buscas donde no estoy
y me encuentras.
En gotas de agua en tu pupila
en el eco postergado,
por que no eres la carne que amo,
ni la figura que moldeo 
de alfarero, mi mano.

Porque ya estabas hecha de arcilla
para mi torno ordinario.

Porque no eres cuerpo o figura para amarte
sino imagen de un espejo
donde no existe sombra
donde el compas de tu voz me acoge
para ser ola y no espuma.
Para cuando tu piel de deseo me nombra
ya soy dije húmedo entre tus pechos,
mar donde la tempestad que acosa mi alma
encuentra el climax de mi muerte animal.

Si pienso en plegaria,
es tu boca amándome,
si nombro tus rodillas
es tu orgullo hincado,
si digo beso
es tu cuerpo rozando el mío,
si pienso en amor
es tu alma refleja en la poza celeste de un rio.

Si soy piedra, 
a proposito tropiezas tu pie
para acurrucar tu cuerpo 
sobre el mio.
Sentándote sobre tus tobillos
puliéndome con el cincel de tus labios
injertando el amor de tu boca
reposado en el yunque de tus piernas;
para amarme cuando no lo merezco 
para despojarme de mi brutal hombría.

Me vuelves masa en las estrellas de tus manos
moldeándome a tu manera,
como un infante renazco,
con tus besos también crezco;
y soy de nuevo tu amor
tu amante, tu as de oro, tu confidente 
vértigo frenético, caricia indecente
y eres así, diurna y nocturna
como el sol de día, con su luz incandescente
lucero de mis noches,
siempre serás alegria 
a mi cara taciturna.

Tu la que llevas mi nombre
tatuado en tu frente
mi futuro, mi verbo en tiempo presente.

Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez.©
2016




"TRAYECTO"

Tus ojos fueron dos lanzas inoportunas
tu mirada la saeta que esperaba ansiosa 
mi alma Aquilea desde las fortificaciones de Troya,
la puerta se habria a mi ensueño.

Eran tus primeros destellos alucinantes,
dos estrellas en la oscura noche
recien nacidas en la oscura noche
eran tus ojos;
mi alma aun hermética sentía el golpe del amor.

Tu boca hecha de mueca y de vergüenza 
mis manos peonas,
mi costilla intacta,
innecesariamente obsoleta.

El brio de tortolas vivia en tu cuerpo,
mocedad deslizada a la juventud.

Te mire 
como un naufrago mira el mar 
tras una larga tempestad,
no sabia amar, ni escribir sobre piel.

Y tuve por maestro tus besos,
por almohada herida
la fruta de tu cuerpo;
en los  albos folios de tus poros
escribí vivido el poema,
tu libro de texto se habría a mi alma.

Y brinco el niño desde tu vientre
dos jaspes de ancestros genes,
dos pupilas de nácar y de cielo.

Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez©
agosto 12, 2018 5:08PM.




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