Devota será la palabra
que busque el beso de tus ojos,
como una brasa ardiente
te aguardo en el alma,
síntesis de un suspiro en el verso.
Ni un momento levanta sus alas el recuerdo
ni un instante deje de amarte,
ni ha huido de su nido tu amor;
estoy como un pájaro absorto cerca del peñasco
al borde del deseo
para escuchar el cantico de tus labios,
la inercia de tu alma.
He escrito estas lineas
desde el abrigo insociego de la soledad.
Amiga mia, ella es mi amante,
la concubina que me arropa con su regazo,
Soledad es su nombre,
desde sus labios yertos de silencio
arranco la sílaba, para mí,
esplendorosa.
esplendorosa.
Es el olor del jardin del vacuo,
me entrega su voz melodiosa
como una estatua intangible
donde lo incorporeo, materia prima en mi mano
me lo entrega cual ofrenda inmerecida.
Con ella han engendrado la nostalgia,
la desesperanza de lo indecible,
conmigo ha nacido el verso entre sus brazos,
ella es la que vigila el sueño de mis ojos
la que muda ve desplegar las alas
de mis primeros versos a tu amor.
Aviva tu voz como un helecho de sombra
y como una sombra sobre mi frente
te aguarda mi recuerdo
allí arranco un jazmín de tus labios
los párpados de tus ojos
delirantes como alas de mariposas,
el color de tu tez incrustado en la cascara de los arboles
¡ay, tu piel! cuando hinco rodilla
al exuberante olor de una rosa.
Y te sigo como una manada de gansos
bajo la vereda, sobre el florido collado
buscando la huella de tus pies,
este es tu jardín, donde te encuentro siempre
con el canto de un poema;
mi corazón terco, bravío con amor inconquistable
y me asusta el veneno del tiempo
que corre a prisa, brutalmente irremediable.
Autor: Hilario de Jesus esteban Lopez©
2017
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