"LOS AMANTES"
Bajo los espléndidos brazos de un roble
extendidas ramas que emulan
posición de plegarias,
un manzano somnoliento de frondoso copo,
su silueta de sombra y cobijo,
sirve de capa envenenada de silencio
a una estatua de antigua racha.
En el horizonte el magenta del cielo
solloza latitud de suspiros en las nubes.
Mora en ferviente quietud
como una mansa de querubín la tarde
irradiación de luz entre las hojas
en la niebla perceptible
bocetos de rizos que acarician manos seductoras
el precoz movimiento de animales en celo
momentáneas y esporádicas palabras
cuchicheos de pubertos locos
lira que al toque del viento
suena apacible el silbido ignorado de la s cuerdas,
asi su voz melodiosa rompía el silencio.
El se prendia a su boca
como un ciervo al manantial salvaje entre las peñas,
sediento con el alma seca;
Ella con delicada premura
deslizaba el alga de su diestra mano
al bajo hueco de su cintura,
mientras buscaba reposo el mentón insatisfecho,
su mano libremente se encaramaba
la nuca de su verdugo;
ella se ofrendaba, como un higo sacrosanto,
como una ostia bañada en miel,
como un enfermo busca la medicina a su cuerpo.
El se aferraba a ella
como un recién nacido al pezon de su madre
como la pobreza al indigente,
como los dedos danzan entre las cuerdas
buscando la añorada melodia ,
como mi verso se aferra a la hoja
para no caer al vacío
y perderse sin voz, indiferente
catastrofico en medio de la nada...
¡Yo soy el escriba de tus besos,
el amante de tu amor!
Grito su alma, en silencio,
como gritara un gladiador
en el cenit de la batalla.
¡Yo soy el escriba de tus besos,
el amante de tu amor!
Grito su alma, en silencio,
como gritara un gladiador
en el cenit de la batalla.
Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez©
2017
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