No me des, oh Dios! lo que yo pida
porque pueda que al tener lo que quiero
cultive el orgullo con lo que no es mío,
púle mi alma como un grano
tras el golpe en el mortero.
Úngeme amado Pastor con hisopo;
ni una mirada de engaño,
ni un suspiro profano,
hazme cantar con amor
como cantara un jilguero.
En la palmera del clímax en lo alto del copo
que a tu llamado, vuelva mi alma blanca
como un paño de lana,
crucificando mi lascivia,
sintiendo tu yugo ligero.
Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez.©
2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario