Su pelo curvo, su piel de oro
sus ojos garzos
como un diamante en decoro.
Desde la europa mas lejana
surge para amar la america,
en Chile amo su gente
sintió el lacero, la política insaciable,
el gemir de la plebe,
el aguijón de un presidente.
Trenzó su vida como un manojo de lana
no le conocí, no obstante confeso
haber cruzado amistad con Neruda
despedirle, como un rasguño de alambre
que hirio el corazón del mundo.
Exclame: Que realidad tan cruda!
Surco los cielos al norte
apeo su ropaje de seda
al lado de su compañía amada
corrieron plural los años
mientras su alma soñaba
al compas de una canción desesperada
en cada vencejo del mundo;
luego de décadas volvió a su lagar
a probar de su vendimia,
el vino fecundo.
el vino fecundo.
Yo le escribí este verso
voz de ocarina perdida
como si cesase de respirar la colina
sobre el vertido reposado de su almohada.
Aun sueña despierta
besando con sus ojos un poema
sacudiendo su pelo aun dorado
como sacudiera un león su melena;
me la imagino subversiva a la rutina
con luz de plata en su mirada.
Conocí tal solo su nombre
minúscula historia, en mi estadia lejana.
Me dijo:
que se llamaba Helena.
Y se fue una noche
despidiéndose de mi
cuando la luna suspiraba serena.
Autor: Hilario de Jesus Esteban Lopez. ©
2016
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